Una de las consecuencias de una pésima planificación de la bicicleta en la ciudad, atendiendo a criterios subjetivos, no técnicos, puede perjudicar en gran medida a aquellos a los que «supuestamente» se quiere defender: a los peatones.

Ayer, primer día de octubre, se procedía a la colocación de unas inscripciones en pavimento en el recorrido que se planteaba para cruzar el centro de la ciudad, NO en la ordenanza, pero SÍ en el DECRETO que la complementa.

Cuando en una calle de uso preferentemente peatonal, se incorporan líneas, inscripciones, segregación, se produce una expulsión del viandante hacia los extremos de la calle, hacia fachada (también colapsada por colocación indebida de diversos trastos), y un mayor desarrollo de la velocidad de los usuarios en bicicleta.

ANDANDO BURGOS siempre, siempre, ha defendido a la bicicleta en la ciudad. De hecho, así se expresa en nuestros fines. Pero así, NO.

El centro no necesita un veto a la bici, pero sí una regulación de HORARIOS y VELOCIDADES. Pero nunca, una vía segregada para ella en dicha zona.

Pero lo más alarmante está por venir: la conexión entre Reyes Católicos – San Lesmes – Bulevar. Una vez más, se recurrirá a una solución técnica POCO RECOMENDABLE: LA ACERA BICI o en su defecto, a una solución yuxtapuesta a acera, y, como en el caso anterior, a la segregación en espacio peatonal consolidado.

Medidas respaldadas por personas que, a priori, defienden (a su modo, claro), a los peatones. Pero lo cierto es que ni éstos ni los ciclistas, se verán beneficiados de un mal y pésimo diseño y una peor planificación. Nos vemos obligados, una vez más, a señalar: «BICI INOCENTE, DISEÑO CULPABLE». Y el diseño, genera comportamiento.

De nada servirá la limitación a 30 km/h en las calles de la ciudad si seguimos empleando un diseño tan pobre. La segregación, hay que plantearla en calzada, cuando sea pertinente, pero nunca en acera.

Es urgente lanzar un Programa de Pacificación del Tráfico, que «arrope» al Plan de Movilidad Urbano Sostenible, aún en un cajón. Si este programa, acompañado de una fuerte campaña de información y sensibilización, la movilidad sostenible no será posible. Y sin éste, en definitiva, sin una planificación seria y una política clara y decidida hacia la movilidad sostenible, segura y justa, no será posible mejorar ni la ciclabilidad ni la peatonalidad. Mas al contrario, los efectos pueden ser perversos. 

(En otros post, ahondaremos en qué se plantea a corto plazo para incrementar los km del MAL llamado carril bici y cuáles son las justificaciones para tal desastre que se avecina).